Actualmente nos encontramos ante una situación de crisis climática, impulsada por un aumento en la emisión de Gases de Efecto Invernadero. Esta crisis climática supone el aumento de la temperatura terrestre, cuyas consecuencias son, entre otras, un cambio en el clima, flora y fauna del planeta y el aumento paulatino del nivel del mar.
Es por ello por lo que cada vez son más las empresas comprometidas con el medio ambiente, a fin de alinearse con varias propuestas nacionales e internacionales como son la Agenda 2030, o Ley Europea del Clima. Esta última, como parte del Pacto Verde Europeo, busca la consecución de la neutralidad climática en el año 2050.
Hay varias acciones que se pueden llevar a cabo dentro de una empresa para lograr reducir sus emisiones. Estas pueden ir en línea con otras certificaciones ambientales o ser independientes. Estas acciones van ligadas generalmente a un ahorro económico, al obtener medios y tecnologías más eficientes, a la vez que la empresa ve favorecida su imagen (al presentarse como una empresa comprometida con el medio ambiente) y puede aportar valor y eficiencia a los procesos de los que forma parte.
El primer paso para comenzar a reducir las emisiones de GEI es contabilizarlas, para poder localizar nuestros principales focos de emisión. Una vez contabilizados, deberemos prestar especial atención a aquellos que supongan un mayor porcentaje de emisión para nuestra empresa, sin olvidar aquellos focos menos significativos, pero que también suponen un daño para el medio ambiente.
La acción principal es la del cálculo de la Huella de Carbono, tanto de organización como de producto, para poder evaluar nuestros principales focos de emisión e intentar minimizarlos. Mediante el cálculo de la Huella de Carbono podremos contabilizar en una unidad de medida común (kg de CO2 equivalente) todos los Gases de Efecto Invernadero producidos durante la actividad empresarial o durante el proceso productivo de un producto concreto.
Para el cálculo de la Huella de Carbono existen dos metodologías aceptadas y reconocidas: La metodología GHG protocol (Greenhouse Gas Protocol) y la metodología ISO 14064. Ambas son válidas para realizar el registro a nivel nacional de nuestra huella de carbono.
Una reducción de Gases de Efecto Invernadero en nuestra empresa suele estar ligada a su vez con una reducción económica en el gasto de la empresa. Además, actualmente hay varios programas en los que las empresas comprometidas con el medio ambiente y, en concreto con la reducción de sus emisiones, pueden inscribirse y optar por múltiples beneficios:
A nivel nacional, la reducción paulatina de emisiones, tras el registro de la Huella de Carbono, supone la obtención del sello “reduzco” otorgado por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico. Este puede ser empleado en las comunicaciones de la empresa a modo de distintivo con respecto a las empresas competidoras.Como medida adicional a la reducción de emisiones, existen los llamados créditos de carbono. La adquisición de estos créditos en cualquiera de sus formas disponibles (a nivel nacional o internacional) permiten compensar aquellas emisiones residuales que, actualmente, nuestra empresa no puede reducir. La compensación de emisiones también tiene un hueco en el registro del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, otorgando a la empresa que compense sus emisiones con proyectos nacionales con un sello distintivo adicional a los sellos de “compenso” y “reduzco”, mencionados anteriormente.
Actualmente hay varios programas de ayudas públicas que potencian el desarrollo de medidas de reducción de las empresas, con ayudas de entre el 30% y el 50% a fondo perdido. Algunos ejemplos son el Programa de incentivos para la implantación de instalaciones de energías renovables térmicas en sectores de la economía (RD 1124/2021) o el Programa de ayudas para actuaciones de eficiencia energética en PYME y gran empresa del sector industrial (RD 263/2019).
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